jueves, 27 de junio de 2019

Tiempo para masticar el descaro

 


Tiempo para masticar el descaro

Me encuentro con tiempo en mis manos este verano puesto que usualmente es una época en la que baja la cantidad de trabajo. Cosa que me ha obligado a entregarme a nuevos proyectos para ocupar mis horas y no volverme loca. 

Además de mis haberes artísticos, he pintado las paredes de mi casa, he adornado rincones desatendidos en la sala y el comedor, estoy trabajando en reorganizar el baño y hago una limpieza de ropa que ya no uso y quiero regalar. Pero para lo más que he tenido tiempo es para pensar. 

Y es que cuando se tiene mucho tiempo se piensa en múltiples cosas, algunas de ellas dañinas para la mente y el corazón. Hubo un doctor que me dijo una vez que esto se llama “rumear”. Este término se le atribuye por ejemplo al ganado cuando mastica la yerba una y otra vez. En los humanos es el equivalente a mascullar o hablar entre dientes. Pues según ese médico, eso es lo que pasa cuando la mente tiene mucho tiempo; rumea. Se queda con un mismo pensamiento y lo mastica sin parar. Y eso causa ruido mental. Ruido que nos puede llevar por los caminos de la locura.

Creo que estoy manejando bastante bien mi rumeo, o como sea que se conjugue. Sin embargo, sí ando con un rumeo que me está carcomiendo la salud mental: nuestro país y cómo va en picada, si es que se puede tocar aún más fondo. 

Con todo este tiempo, no puedo evitar estar más conectada a las redes y mantenerme al día con las cosas que pasan en el día a día a través de la prensa digital. Muchas veces me quedo haciendo “scroll down” y entre post y post de mis contactos se me inunda el “newsfeed” con cada descaro nuevo de este gobierno y las cosas insólitas que están pasando en mi islita bella. 

Rumeo con las cosas tan insólitas que no parecen reales. ¿Cuándo ha habido un gobierno con más de 47 bajas en el gabinete en menos de tres años? Y según fuentes oficiales es que este gobierno se dispone ahora a “volar cabezas” si no le son leales al gobernador. O sea, ¡esto es la reina de corazones en Alicia en el País de las Maravillas gritando “off with their heads!” Y claro, desde un trono y con la cabeza inflada de mierda. Porque eso es lo que pienso yo que deben tener entre cuajo y cuajo para ser tan descarados o tan ingenuos para verdaderamente aceptar que no se sabe lo que pasa a puerta cerrada en las oficinas, hemiciclos, secretarías y departamentos del País. 

Siento que estamos regresando a la era medieval. Es que estoy esperando el nuevo proyecto de ley de Tata para legalizar los cinturones de castidad. Eso es lo que falta. O también podríamos catalogar este gobierno como sacado de la película de Godfather con la “mafia institucional” que alega Maldonado que hay. Y yo sinceramente no lo dudo. Pero tiene que venir Rauli con sus folclóricas palabras mal escritas para denunciar que el gobernador traquetea. ¡Pero si eso se cae de la mata!

Y eso es lo más cabrón, que la corrupción en los gobiernos no es ni siquiera un secreto a voces. Es de conocimiento abierto que todos los gobiernos nos han metido la mano en el bolsillo y nos han tumbado hasta las toallas sanitarias en la cartera. Nos han dejado sin na’. Las arcas del gobierno se fueron con Noé y sus animales. Y nosotros aquí, esperando las lluvias que nos ahogarán pal carajo. 

Pero tranquilos, que en estos tiempos de dificultad sí hay algo que nos ayuda a desahogarnos y a procesar todo esto: los memes. No me nieguen que se han partido de la risa con las ocurrencias de estas creaciones ingeniosas que cantan las verdades y nos muestran lo más malo de forma jocosa. Otros son más serios, con datos y porcientos que nos hacen abrir los ojos y decirnos para adentro: “¡Qué clase de cojones!”

Pero ¿qué pasaría si invirtiéramos el mismo tiempo de hacer y ver memes en un movimiento real de indignación? Y no basta recoger firmas para que la zanahoria destituya a Tricky. No le toca al rey del papel toalla, nos toca a nosotros. Nos toca llevar la indignación que sentimos a la calle, a la acción. No es casualidad que exista el dicho ¡Coño, despierta boricua! Porque hemos estado dormidos por décadas (siglos tal vez). 

Me pregunto qué más hace falta que pase para que despertemos del sueño inducido por un Ambien bien fuerte, del bueno. Quizás que se malversen fondos, quizás que un corrupto se convierta en analista político, quizás que tengamos una deuda impagable pero el presupuesto de la Fortaleza se suba porque “tienen muchos gastos operacionales” mientras se les corta el presupuesto a los hospitales, se cierran las escuelas y se sacrifica la cultura. Ehhh, pues fíjate, eso está pasando. Todo eso y más. Rumea con esa info y respira hondo mi pana. 

Entonces, ¿qué coño está pasando boricua durmiente? Pienso que el miedo a que quiten los cupones o los subsidios puede más que la indignación. Esa es mi lectura a vuelo de pájaro, porque no sabría qué otra cosa pudiera justificar que andemos de rodillas sobre un guayo rumeando sobre todo este descaro pero no sabiendo qué hacer. 

Si no te quieres lanzar a la calle, no pasa nada. No todos procesan el coraje igual. Pero hay otras cosas que puedes hacer más allá de rumear. Puedes educarte sobre lo que está sucediendo, contarle al vecino que raja papeletas, compartir los memes con información importante además de los chistes. O, por ejemplo, no juzgar a los que protestan por ti y por mí. 

Yo no sé cuánto más tenga que escribir sobre este tema, pero lo seguiré haciendo. Porque desde estas plataformas tenemos el poder de llegar a la gente con vendas en los ojos. Ya sea con memes, blogs, posts, protestas, marchas y actos de resistencia grandes o pequeños. No nos quedemos en el rumeo individual. Duele demasiado mascullar toda esta debacle solos. Nos hundimos en una desesperanza colectiva porque ha llegado el punto en que no vemos la solución. 

Pero me gustaría pensar que la hay. Rumearé con esa idea y pensaré en qué puedo llevar a la acción. Y ¿tú?

domingo, 9 de junio de 2019

Mi súper poder es... vivir



Mi súper poder es... vivir.

Iré al grano. Tengo un trastorno de ansiedad generalizada, soy borderline, sufro de ataques de pánico y depresión, tengo una condición en la piel que se exacerba con el estrés y no tengo control de nada de esto. Vivo con más de 10 medicamentos diarios, me hice vegetariana hace 14 años a ver si me ayudaba, voy a terapias periódicamente y tengo crisis erráticas que llegan sin avisar tumbando puertas y jodiéndome la vida.

Y ¿por qué desnudarme de esta manera aquí, en estos momentos? Porque tengo altas y bajas y en estos momentos estoy abajo en la rueda y necesito hablar. Llevo varios días sin dormir bien, me destrozo la piel sin quererlo y lloro sin aviso. En parte por todos los estresores que tengo actualmente en mi vida. Pero más allá de eso, también me decidí a escribir esto porque veo las noticias y leo que van casi 30 suicidios en lo que va de año. Porque todos los semestres tengo estudiantes que confiesan entre lágrimas a través de sus trabajos artísticos sus luchas con la salud mental. Y porqué sé que somos muchos, pero sufrimos en silencio.

Sentimos vergüenza, tenemos miedo a que nos traten diferente. Que nuestros amigos no nos miren igual, que nos discriminen en nuestros trabajos y que nos vean con pena. Y tenemos que aguantar a cualquier pendejo hacer el chiste de “vamos a ver si se tomó las pastillas a ver de qué humor viene”. Para el récord, comentarios como éste no son graciosos, son ofensivos y nos joden la autoestima. Mi salud no es motivo para tú estupidez.

Cuando una persona tiene cáncer, nadie se burla. Al contrario, los que batallan contra enfermedades terminales, en su mayoría, enfrentan la vida, hacen maratones, lazos de colores, recaudan fondos y los llaman titanes porque sí lo son. Y la salud mental es igual de legítima, peligrosa y también atenta contra la vida. No nos tenemos que esconder, we have to own it. Por eso siento tanto orgullo cuando mis estudiantes se sienten en la confianza de mostrar sus sentimientos más ocultos a través de su arte. Porque el arte es sanador, es una catarsis.

Mi ansiedad es “high functioning” cuando no entra en conflicto con la depresión. Por eso puedo hacer muchas cosas a la vez. Doy clases, escribí un libro, actúo, tengo una compañía de teatro, soy asistente de producción en una empresa y lo más importante, busco la voluntad de levantarme todos los días. Y ¿saben qué? Ahora que lo pienso, that’s fucking awesome. Levantarte y enfrentar la vida, ese es nuestro súper poder. ¡Y que nadie te diga lo contrario, puñeta!

Yo sé que nos tenemos que enmascarar. La gente no imagina lo que hay dentro porque ven una fachada la mayor parte del tiempo. Piensan que para tener problemas de salud mental tienes que andar destruido por ahí, llorando en todas las esquinas sin peinar y sin bañar. Sí, a veces es así. Pero el día a día lo tenemos que manejar a cojón. Sólo pienso en Robin Williams y cómo su sonrisa y bondad escondía tanto dolor. Pues así es, no vamos por ahí con un scarlet letter en la frente para que los demás sepan que por dentro te duele respirar. 

Por mi parte, yo he sido bastante abierta con mis procesos. He escrito obras, cuentos en mi libro y he creado fotografías, incluso durante un ataque de pánico real. Nunca he sido tan honesta y literal como en este escrito, pero sí he tratado de usar mi arte para dejarle saber a los que tienen estas condiciones it’s ok to be and feel different.

Sé que soy afortunada porque tengo mi support system. Tengo un padre que me ha levantado de los momentos más oscuros en mi vida, una madre que me escucha, y un esposo que recoge mis pedacitos cada vez que me derrumbo y los vuelve a pegar con curitas, día a día, con cada batalla. Pero sufro cuando pienso en tanta gente con estas situaciones y que están solos, que lloran en silencio y más aún, los que deciden terminar su vida.

Si fuéramos más abiertos en estos temas y no hubiera tanto estigma social nos sentiríamos más cómodos hablando de lo que nos pasa, podríamos entender que buscar ayuda no es sinónimo de ser débil. Pero como esta sociedad macharrana de mierda nos enseña a que los niños no lloran, que las niñas tienen que callar porque sino son unas histéricas y que ir a un psicólogo es para locos, pues así nos sentimos: loc@s. Y callamos de vergüenza, de miedo, de dolor. Pero ¿sabes? A veces hay que detenerse y aceptar que "me siento mal". Y eso sana, o por lo menos te encamina a aceptar que algo te pasa y que hay que atenderlo. 

Si con estas líneas puedo llegar a alguien que, como yo, la estamos pasando mal por la razón que sea, mano no te quites. Si no tienes con quien hablar, escríbeme a mí y lloramos juntos. Pero que sepas que no estás sol@ y que puedes usar tu súper poder: vivir. Esa es la mejor venganza a la fucking salud mental, mirarla de frente y decirle: “Conmigo no vas a poder. Vete a la mierda”.

domingo, 19 de mayo de 2019

17 hechos sobre Puerto Pobre





17 hechos sobre Puerto Pobre

Hay unos hechos en Puerto Rico que no podemos olvidar en el baúl de la cortísima memoria colectiva de la humanidad. Porque como zombies sin conciencia olvidamos que la historia se repite. Por eso no entiendo porqué carajo vivimos en una pichaera constante y seguimos jodiendo el País.

Así que repasemos estos hechos de algunos descaros boricuas, y evaluemos los cojones que tienen los que mandan en Puerto Pobre. Que, por supuesto, no somos nosotros, ni tú que me lees ni yo que escribo estas letras indignada hasta la “zereta”. Y si encuentras este escrito largo y te da vagancia leer, pues este texto no es para ti. Es para los que quieren educarse y conocer algunos datos sobre el arroz con pollo que hay en nuestro País. 

Hechos:
1-     El desmantelamiento de la universidad del pueblo la está llevando a una posible privatización y los créditos suben como agua hirviendo en las espaldas de los estudiantes que ya no aguantan más golpes en sus bolsillos rotos de tantos pagos exorbitantes por recibir una educación digna y pública. 
2-      Mientras los políticos, DE TODOS LOS PARTIDOS, se suben los sueldos descaradamente en nuestras caras, se busca bajar las pensiones de quienes le dedicaron su puta vida entera al servicio público y ahora vivirán con migajas. 
3-     Ahora pagaremos más por un servicio de energía eléctrica que no sirve y se tumba cuando alguien sopla unas velas de cumpleaños. Y encima consideran ponerle un fucking impuesto al sol, ¡AL SOL! Puñeta, ¡al sol! La verdad es que hay que tener cojones para cobrar por recibir energía natural a la que todos tenemos derecho.
4-     Quien dirige la Junta de Control Fiscal que vino con la PROMESA de enderezar el descojón que tenemos cobra $625,000 al año. Y tú y yo, que comimos libros y estudiamos hasta quemarnos las pestañas vivimos con menos de $20,000 al año, sin seguridad de empleo ni beneficios y para colmo tenemos que mendigar cheque a cheque para cuadrar el budget del mes. Y ni hablar de los miles de puertorriqueños que tienen que bregar con $7.25 la hora.
5-     Los maestros, policías y los bomberos están dentro de las profesiones peores pagadas del país. O sea, quienes moldean las mentes de nuestro futuro y salvaguardan a los ciudadanos y mitigan catástrofes naturales imploran por pesetas extras y abogan desesperadamente por aumentos, a los que by the way, tienen todo el derecho. 
6-     Se despilfarra el dinero con un descaro cabrón dándole contratos a amigos y familiares de los políticos y tienen los cojones de explicar con caras serias que era necesario gastar $500 por cada pendejo dron naranja de tránsito ya que estábamos en una emergencia. Ay que ser bien caripelao’. Una emergencia, para mí, son los miles de puertorriqueños que todavía viven bajo toldos azules. Pero qué voy a saber yo, ¿verdad? ¿Qué pueñeta importa lo que nosotros consideramos lo que es una emergencia? Porque el pueblo no tiene derecho a opinar, ¿right?  
7-      Tenemos una deuda de 73 mil millones de dólares en las costillas, que para colmo es inconstitucional, pero como los políticos que tienen el poder de auditarla son bonistas, sería un acto atroz meter nuestras narices donde sí tenemos derecho de hacerlo.
8-     Hay legisladores que trabajan arduamente para traer prácticas medievales de lapidación y latigazos (o sus equivalentes modernos) con terapias de conversión para personas con preferencias sexuales diferentes a las incluidas en la Biblia. 
9-     Se evalúa legislar sobre los úteros para que las mujeres no puedan abortar, aunque hayan sido violadas. Esta cojonuda ley ya se ha aplicado en varios Estados imponiendo penas de hasta 99 años de cárcel a las mujeres que busquen interrumpir su embarazo por la razón que sea, así sea para salvar su vida o porque simplemente no quieren ser madres y por circunstancias que no le importan a nadie, quieren abortar. 
10-  Los feminicidios están rampantes, y hasta un chamaco de 19 años le importa un carajo pegarle fuego a su novia de 14 años por mierdas de adolescentes. Claro, pero es más importante legislar por la libertad religiosa que por la vida de las mujeres que mueren a manos de sus compañeros, de quienes juraron amarlas y protegerlas toda la vida. 
11-   Los crímenes de cuello blanco y la corrupción impune se quedan a puerta cerrada. Se resuelven estos casos de robos indignantes en el gobierno con una palmadita en la mano y un “pam pam” como si fueran niños que se roban los dulces a escondidas de sus madres.  
12-   Se mantiene a una mujer tatuada de dignidad encarcelada por romper cristales, tal cual se dejaban las cabezas en lanzas en la época medieval para amedrentar al pueblo a que no se revele o nos darán guillotina y soga. 
13- Nuestras playas y recursos naturales tienen etiqueta de venta a precios de gangas. Le abrimos los brazos a proyectos de infraestructura turística de compañías gringas que vienen a quedarse con el canto y nos van desplazando despacito, suave suavecito. 
14-  Le vendieron cuerdas y cuerdas de tierras a Monsanto y nos obligan a comprar alimentos contaminados de pesticidas, alterados con químicos y dañinos para la salud. 
15-  Eximen a las grandes compañías y a las iglesias de impuestos que nosotros los pelao’s sí tenemos que pagar. Pero Walmart, que vende millones y millones de dólares no paga nada, cero, zip, nadita. Y como manadas de vacas hacemos filas para comprar en sus asquerosas tiendas con etiquetas rojas y amarillas porque es para lo que nos da el sueldo. Y digo esto con todo el respeto a los empleados puertorriqueños que se tienen que enganchar el chaleco azul por necesidad.
16- Meten las cifras de los suicidios debajo de la alfombra para que no vaya a salir a relucir que mucha gente acaba con su vida porque no aguanta más tantos cantazos. 
17-  Cerraron escuelas que le han vendido posteriormente a las iglesias y a sus amigos por $1 para proyectos “comunitarios” y “favorables para el pueblo” pero realmente las tiran al abandono, pintan sus murales históricos y se convierten en gigantes dormidos. 

¿Sigo? Porque tengo par de cosas más que mencionar, la lista no se acaba. Pero lo dejo aquí porque es asfixiante tantas verdades indignantes, tantos hechos. Pero nos hacemos de la vista larga, nos entretenemos con trivialidades del día a día. Y así mismo es que nos quieren, dormidos, pasivos, de rodillas. 

Nos da miedo la insurrección porque imagínate, ¿y si nos quitan los McDonald’s y los Olive Graden si molestamos a los americanos? No, no, dejémoslos tranquilitos, no encabronemos a los políticos que nos van a seguir apretando la bota opresora sobre nuestras cabezas. Me dan en una mejilla y yo pongo la otra porque no hay otra solución, ¿no? ¿Esa es la que hay? 

Sí, eso es lo que piensa el pueblo, la masa. Si ninguno de estos hechos te indigna, mira, yo engancho los guantes porque ya no puedo bregar más. Yo lo que estoy es encabroná. Yo veo las redes, las noticias y es que me hierve la sangre, me sube la presión e infarto todos los días con tanto descaro. Y todo esto, en nuestras caras, ante nuestros ojos. Pero seguimos con las gríngolas y los labios cosidos con el hilo de la ignorancia y agujas de indiferencias. 


Boricua, ¿qué dices? ¿Le metemos mano a este despingue o lo dejamos algaro y que resuelvan los que puedan? A lo wipipio, a lo loco, así estamos. Y a Dios que reparte suerte… Y dirán, pero ¿qué coño puedo hacer yo? Pues puedes empezar por correr la voz entre tu gente de estos hechos e injusticias. Mucha gente no sabe o no quiere saber. Difunde las verdades, y si no quieres participar en las manifestaciones, no pasa nada, pero no critiques al que se tiene que encapuchar para que no lo fichen y le levanten un caso o le embarren la cara de gas pimienta. Entiende que todos tenemos maneras distintas de luchar, unas más radicales, otras pasivas, pero no menos importante. 

Yo... escribo, hablo, educo, asumo la responsabilidad de que la gente se entere de estas cosas. Y siempre que puedo me doy la vuelta en las calles con mi bandera en el pecho. Tú, haz lo que puedas por tu pedazo de terruño, pero no lo entregues, no te rindas. 


sábado, 20 de abril de 2019

Mesero, por favor, un plato de plástico con un “side” de basura

National Geographic

Mesero, por favor, un plato de plástico con un “side” de basura

Hablar de orangutanes, osos polares, glaciares y hermosos océanos de colores topacio y lapislázuli será una leyenda en unos cuantos años. Serán mitos para los niños que solo los verán en libros y videos en Internet. Serán figuras místicas de historias contadas de boca en boca, cuentos de abuelos, recuerdos hermosos.
One Green Planet

Y aquí rompo la poesía porque me emputa como estamos descojonando el planeta a miradas ciegas y oídos sordos, no sólo del gobierno sino de nuestros vecinos y ciudadanos de a pie. De quiénes usan quince sorbetos al día, dejan las colillas de cigarrillos entre la grama y usan una botella de agua a medias y la desechan sin conciencia de reusarla o reciclarla. Porque “que carajos, no voy a estar vivo cuando se joda el planeta”, piensan.

Cada acción en contra del ambiente desencadena una maraña de efectos que están causando que las ballenas aparezcan muertas con los estómagos llenos de plástico y que los orangutanes se mueran de hambre porque las compañías de chocolate tumban sus árboles para sus sembradíos de aceite de palma. Y hay quienes dirán, “¿qué importa que los osos polares estén en los huesos porque se derriten sus hogares y no encuentran comida?”

The New York Times
Pues les hago saber que importa mucho puesto que esos glaciares que se están derritiendo inundarán en par de años las costas y desaparecerán ciudades completas, no sólo en las Islas sino en los continentes enteros. Es física básica, si el hielo se convierte en agua, los niveles de los océanos van a subir. Y adiós a las ciudades costeras, las que tú visitas, en las que vive gente que se verá desplazada con sus hogares inundados.

¿Sabías que según la agencia de noticias española EFE, en Puerto Rico se usan 1.100.000.000 millones de sorbetos plásticos al año? Somos 3.5 millones de habitantes en esta Isla. Puñeta, bébanse el jodio refresco del vaso o de la lata. Si te da asco, pásale un pañito. ¿No te asombra esa cantidad?

Pues comparto estos datos del portal Ambientum a ver si te espabilas:
·       8 millones de toneladas de basura al año llegan a los mares y océanos.
·       Esta cantidad es equivalente al peso de 800 Torre Eiffel, para cubrir 34 veces la isla de Manhattan o el peso de 14.285 aviones Airbus A380.
·       Hay 5 islas de basura formadas en su gran mayoría por microplásticos.
·       2 de ellas se encuentran en el Pacífico, 2 en el Atlántico y 1 en el Índico.
·       Se estima que en 2020 el ritmo de producción de plásticos habrá aumentado un 900% con respecto a niveles de 1980.
Y según el National Geographic, “Se cree que el plástico que invade los océanos mata millones de animales marinos al año. Hay constancia de que afecta a cerca de 700 especies, algunas en peligro de extinción. En algunos casos los daños son visibles: animales estrangulados por redes de pesca abandonadas o por los aros que unen los packs de las latas de bebida. En otros muchos casos los daños son invisibles.”
Y si esto te sorprende, quiero que sepas que los estudios dicen que cuando comes pescados o animales del mar también estás comiendo micro pedazos de plástico que esos animales consumieron a su vez de la basura que tu produjiste y llegó al mar.
Me agobio cuando leo estos datos, y no es información secreta. Todos los días se publican decenas de artículos referente a estos temas que probablemente los ves y le das scroll down porque piensas que no tiene nada que ver contigo.
Pero sabes, sí te debería importar. Y si tienes hijos, te debería importar mil veces más porque ese es el mundo que le estamos dejando, un mundo lleno de islas de plásticos, con 150 especies de animales que se extinguen diariamente, según estudios de la ONU.
The Ocean Cleaner
A veces pienso que yo podría hacer más. Ando con mi bolsita de tela, ya no uso sorbetos excepto para tomarme un Frapuccino y aún así me lo llevo para reusarlo en mi casa. Pero me frustro porque es que todo viene envuelto en fucking plástico. La mayoría de los empaques de productos en el supermercado son plásticos… Todo se reduce a plástico, plástico, plástico, fucking plástico.
He visto artículos de platos que se están haciendo de yuca y otros materiales que se reducen a composta. ¿Por qué no han hecho eso viral? Porque es más fácil y barato hacer y comprar los de foam o plástico. Porque te cuesta un peso el paquete y prefieres ese. Yo lo he hecho, todos lo hemos hecho estirando el peso.
Y repito, ¡me frustro, me frustro! porque quiero hacer más, pero por cada sorbeto que dejo de usar, otro usa cinco. Por cada botella de agua que reciclo y ahorro con mi botella reusable, hay veinte cabrones más bebiendo las de plástico a medias y desechándolas sin remordimiento.
Ay mira no sé, no sé que más hacer más que escribir estas letras y quizás inspirar a alguien a que se compre una botellita reusable por diez pesos y ahorre un poquito de plástico, y que piensen dos veces antes de pedir el jodido sorbeto.
Earth Times
Y lloro, lloro cuando veo los pobres ositos polares flacuchos y muertos de hambre. Lloro cuando veo las caritas de los orangutanes perdiendo su casa sin saber porqué. Lloro de rabia cuando veo los cuerpos de las ballenas vomitando toneladas de plástico. Lloro de encabronamiento cuando veo a las tortugas con collares del plástico del sixpack que algún hijo de puta dejó tirado en la playa. Y al caballito de mar agarrado de un Q-tip.
Pienso en esto y me viene a la mente Ruben Blades y sus acertadas letras:
“Era una ciudad de plástico de esas que no quiero ver, de edificios cancerosos y un corazón de oropel. Donde en ves de un sol amanece un dólar. Donde nadie ríe donde nadie llora. Con gente de rostros de poliéster, que escuchan sin oír y miran sin ver. Gente que vendió por comodidad, su razón de ser y su libertad.”
Pero tú puedes hacer un cambio, aunque suene clichoso, tú puedes dejar tu huella. Si los 7,550 millones de personas en el mundo dejan de usar un sorbeto o una botella de agua por día, coño, eso ayuda. Poquito a poco, eso ayuda. Los daños podrían ser reversibles, aún estamos a tiempo.
Hay mucha mierda pasando en el mundo: cazadores, industrias corta-árboles, pescadores furtivos y crueles, empresarios hijos de puta y gobiernos ciegos. Pero tú y yo, podemos hacer algo. Aunque sientas que no es mucho, «el leve aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo». (Proverbio Chino)
Star Tribune

viernes, 29 de marzo de 2019

Cerrar la pantalla y volver a leer el shampoo



                      Cerrar la pantalla y volver a leer el shampoo 

Con tanto ruido digital ¿cómo nos concentramos hoy en día en vivir? Vivir la vida REAL, ver las nubes, mojarnos los pies en el agua salada. Me está entrando un Carpe Diem y en estos días lo que quiero es zumbar el teléfono contra las paredes y volver a oler las flores.

He estado reflexionando sobre el tiempo que me quita la vida social cibernética y la necesidad que me ha surgido de cerrar la pantalla y abrir la Medalla, como bien nos canta Capó.

Y es que me pongo a pensar en que diariamente abro las redes más de ocho veces al día y no es que esté activamente publicando, me he dado cuenta de que lo que hago es pasivamente participando. Lo que hago es leer, ver el contenido que publican otros, estar pendiente de lo más reciente, de lo inmediato, del minuto a minuto. Y a veces hasta me encuentro horas dándole scroll down a la pantalla sin fijar la mirada en nada. Es la costumbre, el puro acto de mover el pulgar y saturarme de imágenes, texto y mierdas. 


Como estoy en el arte, tengo que si Fan Page personal, el de la compañía, que si Instagram, que si Facebook… y eso que me resisto al Twitter, Snapchat y no sé cuantas cosas más. Pero las redes que sí manejo me hacen sentir la necesidad de crear contenido y atraer tráfico por lo menos semanalmente. Porque ahí está el público, los clientes, la gente… punto. Ya llevar flyers a los cafés o a las librerías está demodé, ahora es ponerles chavos a los posts para que tu "info" llegue al mundo.

Yo verdaderamente lo que no entiendo son, y me perdonan los que lo hacen, a los que publican lo que se comen, los que se toman fotos en los baños, los que hacen "check-in" en el supermercado… los que se les suelta un cordón del zapato y piden una recomendación de alguien que los amarre bien chévere con la técnica de las orejas de conejo. Y por eso digo que mi participación es pasiva, el morbo me hace querer ver todo ese contenido inservible porque me hace sentir parte de algo, de dónde está la gente, de qué hacen. Aunque yo no lo practique.

Y digo que no lo practico ahora, pero en los recuerdos de Facebook me salen publicaciones de hace diez años donde yo compartía hasta que tenía sueño. Y ahora, a mis treinta y pocos, leo esas cosas que escribía, ruedo los ojos hacia arriba y me sale una onomatopeya, así como "ugh", y me pregunto ¿en qué carajo estaba pensando?

Los otros días se me quedó el teléfono en la casa y tenía un día de trabajo de 14 horas. Pude haber regresado a buscarlo, pero me dije "fuck it, déjalo". Y cuando llegué en la noche, nadie se había muerto, la vida transcurría normal, los mensajes que tenía los contesté con calma y me di cuenta de que la vida sin el celular es posible. ¡Que revelación tan maravillosa!

En antaño, después de la era de los beepers, cuando empezaron los celulares jurásicos, solo jugábamos con el gusanito y era una jodienda textear porque tenías que darle veinte veces a una tecla para sacar una letra. Creo que eso nos daba vagancia. Pero con la introducción de los Blackberries, el nacimiento de las redes, empezando por MySpace y luego las pantallas grandes de celulares a color… ahí cambió la cosa y nos amarramos sin vuelta atrás.

El propio acto de escribir esto y compartirlo en las redes para que ustedes lo lean es parte de lo que aquí me quejo. Me paso chekiando cuántos views tienen mis escritos en este blog, que si lo leen, que si lo comparten… Es una pendejá.

Me entra de momento un "viva la resistance" y me quiero ir a vivir a una playa sin nada que requiera enchufe o wifi… en resistencia, en son de protesta. Pero pues, esta es nuestra nueva realidad. Nuestro nuevo mundo donde existes porque el otro valida tu existencia dándole un like, share o whatever.

Me prometí bajarle mil a la obsesión de conectarme cuando me veo con tiempo para matar. Trato ahora de no llevarme el celular hasta el baño y me pongo a leer otra vez las botellas de shampoo cuando estoy en el trono o las cajas de cereal mientras desayuno. Me estoy forzando a leer más libros, como cuando pasó María y no nos podíamos conectar a nada.
 
No puedo quitarme del todo, la realidad es que mi teléfono es mi herramienta principal de trabajo. Pero sí seguiré tratando de callar ese ruido digital y llenarlo con el cantar de los pájaros. Y no tiene que ser tan idílico, con escuchar las bocinas del tapón me basta.

Sube la mirada de vez en cuando, que te va a salir una joroba. Mira a la gente a la cara cuando comen, háblense cuando estén en corillo. No pasa nada si no contestas un mensaje al segundo de recibirlo. Si antes vivíamos sin publicar fotos de nuestros pies en la playa, podemos hacerlo ahora y actually mirar la playa sin intervención de una pantalla.  

Por lo menos yo he decidido ya que quiero "aprovechar el momento presente sin esperar el futuro" … como ya dije: Carpe Diem. ¿Y tú?