domingo, 7 de octubre de 2012

Mirar pa'rriba


 


Comienzo por presentar mis más sinceras disculpas por tan cruel abandono a este foro al cual humildemente someto mis pensares periódicamente. Estas últimas semanas estuve sumergida en un océano de “issues” y haberes de ser una novata empresaria, estudiante de maestría y futura esposa.

En estas semanas sí que he maldecido cuanta burocracia existe en nuestro País, cuanta limitación nos presenta nuestro estado colonial, nuestra mierda de sistema el cual no provee posibilidades decentes de progresar en una profesión que no sea alguna encajonada en lo que la masa considera “importante”, entiéndase las leyes o la medicina. De la misma forma, me ha invadido el desasosiego por la actitud de “me importa un carajo la cultura” que han asumido muchas empresas y agencias.

He estado al borde de ataques de pánico, histerias y depresión, peor que un personaje tomado de un película de Almodovar. Y hasta me he tragado muchísimas cosas que le quisiera decir a dos o tres personas que me tienen hasta los cojones, pero por diplomacia he decidido que no vale la pena. En fin, han sido semanas de crecimiento espiritual, a cojón pero efectivo.

El caso es que recién estuve en San Francisco, para la presentación de mi propuesta de Tesis y tuve un despertar pertinente para escribirlo en este espacio.

Hace algún tiempo vengo sintiéndome fuera de lugar en este País, “a lo cucaracha en baile de gallina”. Les confieso que siento que ya ni vale la pena seguir luchando por el arte. Nadie escucha. Y como estudiante de las artes ni se diga. Mi profesión está desvalida en este País. Ser artista es casi sinónimo de ser leproso. Faltan recursos, apoyo económico, espacios de presentación a precios razonable, tiendas especializadas y gente que sepa lo que hace en general.

En fin, ya he comenzado a darle la vuelta a la idea que inevitablemente terminaré haciendo mis maletas y largándome a un carajo localizado fuera de la Isla del Encanto y no habrá Miss Mayaguez que me detenga con balbuceos sobre modelos a seguir y educación.

Y este viaje a San Francisco solo reforzó mis más recientes descubrimientos. Esta semana en la ciudad de la bahía, además de congelarme hasta los mocos, me hizo reflexionar mucho. Supe que sí hay lugares donde el arte aún es importante. Donde el decir que eres estudiante de artes es digno y admirable. Y donde el lenguaje de la cultura es uno conocido, utilizado y aceptado. 

By the way, no fui nada confiada a presentar mi propuesta de tesis. Todos mis allegados me dedicaron hermosos comentarios y apoyo. Todos estaban seguros de que pasaría la prueba. Yo no estaba para nada segura, at all. Allí iba yo, una puertorra criada en Cayey a una de las ciudades más artísticas de Norte América a presentarle a un grupo de triunfantes artistas un humilde proyecto sobre fotografía y antropología: una paja mental de mi cerebro desvelado y ambicioso.

El primer día que me pude levantar de la cama después de 14 horas viajando y un deliciosos “jet lag” de 3 horas, crucé la calle al “Estalbocks” más cercano. Compré mi “Venti Soy Latte” y me senté en una mesa afuera a congelarme el trasero porque adentro estaba lleno de “Marines”. Sí, “Marines”, con sus vestiditos blancos y gorritos de capitán y toda la vaina. Esta semana en San Francisco era el “Fleet Week” y toda la ciudad estuvo invadida por oficiales de la guardia naval, militares, etc.

El caso es que mientras meditaba con mi enorme café en la mano, una chica me preguntó si podía compartir la mesa conmigo pues no había espacios disponibles. Amable, le respondí que sí. Resulta que nos pusimos hablar y era Australiana. Estaba en San Francisco de vacaciones acompañando a su esposo que estaba en unas conferencias. Ella era traductora y su trabajo era traducir las leyes en el congreso de su País. Seguimos conversando y bromeando sobre algunas cosas de la ciudad y le conté sobre mi tesis.

Luego de aquellos breves minutos de agradable conversación. La chica y yo continuamos nuestros pertinentes caminos. Efusiva, me deseó suerte en la presentación. Nunca le pregunté su nombre, ni ella el mío.

Al día siguiente presenté mi trabajo, en medio de un temblequeo de voz incontrolable por los nervios y un acento marcado pues cuando me da ansiedad se me va lo de bilingüe a los pies. El comité aprobó mi proyecto y me felicitó por la presentación. No obstante, me señalaron cosas que ya yo sabía sobre el equipo, los recursos y los detalles técnicos por los que me encuentro limitada en Puerto Rico.

Salí de allí casi al borde del desmayo, pues en una sencilla hora había desembocado todas las amanecidas y malos ratos de semanas enteras dedicadas a la confección de esta propuesta. Para bien, gracias a Dios.

El resto de los días transcurrieron entre visitas a amistades, museos, galería y teatros. Caminé lo que nunca se podría caminar en Puerto Rico. Que maravilla el poder llegar a todas partes usando nuestros propios pies y no dependiendo de un carro y tapones y malos ratos. En fin, mis días ideales.

Como parte del “Fleet Week” toda la semana hubo también “Airshows” o demostraciones acrobáticas y maromas de aviones miliares sobre toda la ciudad. Tal evento hacía que cada varios minutos sonaran estruendosos soplos de viento, lo que obligaba a todo transeúnte a mirar al cielo en busca de los aviones.

Por unos segundos, casi toda la ciudad se detenía a mirar hacia arriba. ¡Qué hermosa imagen aquella! Si alguien no hubiera sabido de los aviones, pensaría que aquellas personas buscaban a Dios o a algo divino que habitara allá entre las nubes. Y entonces me pregunté, ¿con cuanta frecuencia miramos al cielo?

Entre tanta mierda terrestre en la que nos preocupamos, ya hemos olvidado mirar hacia arriba. Nos preocupamos por mirar hacia al frente, hacia los problemas que tenemos que resolver, la gente que nos saca por el techo, las necesidades que tiene nuestro país, las propuestas que tenemos que presentar y los obstáculos que tenemos que vencer. Pero muy pocas veces nos detenemos a mirar las nubes o las estrellas. Muy pocas veces nos detenemos a respirar.

Ojalá hubiera un showshito de esos en Puerto Rico para obligarnos a mirar.

Esta semana tomen un segundo de sus vidas y cuando anden a pie, si es que alguna vez lo hacen, vuelvan su cabeza hacia arriba, dejen que la sangre de su cerebro circule en una posición distinta a la usual. Y respire (no se ahogue con la contaminación), pero respire porque hay un espacio infinito más allá de nuestro campo de visión. Y es hermoso…


viernes, 31 de agosto de 2012

Mij Mallaguej 2013





Me he tomado la libertad de transcribir íntegramente la tan comentada respuesta de la candidata de Mayaguez ante el panel de jurado durante el concurso Miss Puerto Rico esta pasada semana. De la misma forma, me he sentido en la obligación de comentar sobre esta gran joya intelectual puesto que se supone que estas chicas son la representación de la mujer puertorriqueña.


Transcripción:

Jurado: ¿Si tuvieras que convencer a un recién graduado de la Universidad que se quedara en la Isla, qué le dirías?

Cristina Francheschini, Miss Mayagüez: (Silencio… Mirándose el busto para buscar inspiración, dando pelo, manos en la cintura, contracción, ojos para arriba y frente en alto) Buenas noches Puerto Rico (chequeo de los dientes con la lengua y risa mondá de cuajo a cuajo con expresión pendeja de “esa pregunta no estaba en el ensayo que me hizo mi coach”)… En mi casa a mi me enseñaron muchísimos valores y uno de ellos es el más que yo encuentro que… me han… me han… (mirada hacia el piso a lo "que meti'a e' pata") me han dado la oportunidad de poder cultivar como yo quiero esa educación. Y a mi me encanta ser ejemplo de… de jóvenes puertorriqueños para que… que ellos también vean que la educación es… lo que los saca hacia delante. De esa manera obtener un futuro comprometedor y de… (mojándose los labios de la seca que le provocan los nervios)  Y para que ellos tengan esa… esa idea de que sí pueden quedarse aquí en Puerto Rico tenemos que dejarle saber, entender que para que Puerto Rico mejore las personas se tienen que educar… (arrejmillá y con una dicción impecable) quedarse en la Isla y así seguir dando un ejemplo para seguir educando a los demás jóvenes puertorriqueños. (Risa Colgate)

Moderador: Muchas Gracias…
Pido un minuto de silencio para digerir esta reflexión tan profunda y organizar las reacciones acumuladas que seguramente provocó...

Estimada Mij Mallagüej:

Primeramente me alegro que su familia haya tenido la deferencia y el tiempo de inculcarle preciados valores durante su crianza. Es una gran pena que uno de esos valores no haya sido la sinceridad para contestar que no tenía el conocimiento necesario para responder a tal pregunta.

Prosigo notando que no llegó a mencionar cuál fue el valor específico que le "dio oportunidad de cultivar" a gusto propio su educación. De hecho, me consume la curiosidad porque no sabía de tal valor humano que de todas formas probó ser un fracaso pues es evidente que a usted, dicha libertad no le rindió frutos. Y sí, usted es ejemplo.  Es un ejemplo claro de que una simpática sonrisa sí logra abrir caminos.

Tiene mucha razón cuando plantea que para que Puerto Rico mejore las personas se tienen que educar. Todas las personas, incluyendo a las candidatas que compiten por el título de la mujer más bella de la Isla del Encanto, deben educarse. Sobre todo en asuntos como la “fuga de cerebros” que se está dando en la Isla pues es preocupante lo que está quedando. Usted lo demostró.

Contestando entonces a la verdadera pregunta formulada por el jurado: para poder convencer a un recién graduado que se quede en Puerto Rico se debe poder tener la posibilidad de ofrecerle oportunidades de empleo. Un profesional con título universitario aspira a ejercer la profesión que por más de 4 años sudó y por el cual dejó el recuerdo de su trasero en los pupitres de la Universidad. Para que un joven no emigre con su título a ejercer en tierras lejanas, el pedazo de terruño que le vio nacer debe poder generar y cultivar potenciales nichos empresariales, laborales y económicos y no limitarse a vacantes en restaurantes de comida rápida y tiendas en centros comerciales. Es una decepción que un diploma no te consiga más que un turno de 20 horas al mínimo federal sirviendo café.

Además, el estudiante debe poder sentirse en la tranquilidad de que está viviendo en un país donde es seguro salir a celebrar la graduación sin perecer en la víspera por un bala mal tirá.

Me parece que tristemente usted desaprovechó un gran foro para dirigirse a las masas. Ustedes han tenido la oportunidad de lucir y presentarse frente al pueblo, un pueblo que vive en una desesperanza colectiva y se esconde detrás del obsoleto pensar que “somos el país más feliz del mundo”. Un País que les apoya por ser representantes de sus pueblos y ejemplo de la mujer puertorriqueña.

Me está comenzando a preocupar que aquellas que se autodenominan representantes de las boricuas y que para colmo tienen el espacio mediático para hacerlo, se limitan a damas como    Evelyn Vázquez, Maripily Rivera y usted. 


¿Dónde está el foro para que las próximas Maria Luisa Arcelay, Luisa Capetillo y Julia de Burgos se expresen?  Si no sabe quiénes son estas ilustres, abra el “gugol” en su “ejmalfon” e investigue.

Lamentablemente, usted perdió la ocasión de contradecir las comunes burlas de que las modelos y las misses solo saben de “esprei” de pelo, extensiones, lápiz labial, y aspiran a la paz mundial. Más aún, malgastó el espacio para demostrar que la belleza puede estar acompañada de elocuencia e inteligencia.

Que burla de concurso… Siento que debo releer el Quijote y la Divina Comedia para recuperar los puntos de IQ que se me esfumaron tras tener que transcribir este video… Ay Borinquen, no llores que tu no tienes la culpa de los frutos rancios que echan tus palos.

Hasta la próxima entrada queridos lectores, y no se quiten los lentes porque hace falta más gente que vea mejor en este país. ¡Que viva la paz mundial!

domingo, 19 de agosto de 2012

El pueblo indignado votó




Este último referéndum fue uno histórico para demostrar que aún nos queda esperanza de un país que pudiera levantarse si nos quitaran la bota de encima. Es evidencia de un pueblo que está indignado. 
En el caso de la fianza, el referéndum no era para decidir entre las víctimas y los delincuentes. Como lo he planteado en ocasiones anteriores, la campaña del "Sí" fue una con base en el miedo, en apelar a los sentimientos del pueblo para tomar una decisión racional sobre un asunto constitucional. Pero como dijo Federico García Lorca, "el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida". Al menos hoy, ese no es el caso pues el pueblo habló y hay esperanzas. 

El haber votado por no limitar los derechos a la fianza no es lo mismo que favorecer a los delincuentes, al contrario, es preservar que el proceso judicial sea uno justo e imparcial para todo el mundo, aunque el sentimiento nos diga que no lo merece. 

Muchos se expresaron por las redes sociales, como bien tienen el derecho. Y esas expresiones evidenciaron la convicción del sector del "No" pero también la desinformación del sector que favorecía el "Sí". Por ejemplo, el hecho de que las mujeres votaran que "No", no quiere decir que están a favor de que sus agresores, violadores o parejas maltratantes les hagan daño más de una vez. El limitar el derecho de fianza no resuelve el problema de la violencia doméstica, puesto que en la en mayoría de los casos la mujer es asesinada al momento de la primera agresión. La fianza no sirve de nada una vez la víctima está muerta. 

Por lo tanto, me parece una postura machista y desinformada la de usuarios de las redes sociales que me comentaron, en lo personal, que el haber votado "No" me impedía luego quejarme de que hubiera agresores de género libres bajo fianza. !Que manera tan limitada de pensar! Es hasta triste que la desinformación llegue al punto de acusaciones tan banales como ésta. A ellos sólo les digo: 


Yo voté que "No" por el limitar el derecho a la fianza porque constitucionalmente y en nuestro sistema legal todo el mundo es inocente hasta que se pruebe lo contrario, y limitar la fianza a un acusado (no a un culpable) coharta un proceso judicial limpio. Nuestros sentimientos nos hacen pensar que hay par de hijos de la gran &^$&# que no deberían tener ningún derecho por las anormalidades que cometen. Pero la razón dicta que si el acusado es encontrado culpable más allá de duda razonable, que cumpla entonces con su sentencia y se pudra en su celda. Mientras, racionalmente no podemos poner en juego la presunción de inocencia. 

Esto no exime al sistema judicial y sus fallas. La justicia a veces no se cumple y como hay mucho corrupto y mucha pala, tampoco se puede asegurar un proceso limpio. Ejemplo: Lorenzo, Carmen Paredes y hasta Caylee Anthony para los que se creen gringos. Pero corruptos hay en todas partes y no se les contesta bajando a su nivel, al contrario, la respuesta es demostrándole lo que carecen. 

Además, el tener acusados en la cárcel sin fianza por más de seis meses, tiempo mínimo que podría tardar un proceso judicial, es sinónimo de más personas tras las rejas que comen, duermen y beben con fondos que salen de tu bolsillo y el mío. 

Votar "No" no fue sinónimo de votar a favor de los criminales, no cometamos el pecado de caer en conclusiones simplonas que apelan a las emociones. Es que las propuestas en su principio no estaban articuladas de manera correcta y el pueblo votó que "no" quisieron ambos proyectos, no porque no son problemas que no hay que atender, sino porque no son las soluciones necesarias. 


En el caso de la Legislatura es aun más burdo el argumento. La gente votó que "no" querían reducir el número de legisladores, no porque no haga falta una reforma legislativa sino porque ésta no vale ni un chavo prieto por como está redactada. Una verdadera Reforma Legislativa no solo debería reducir el número de legisladores, sino eliminaría las dietas, los carros, los choferes, los bonos y el uso de fondos públicos para cenas con bombos y platillos como el vergonzoso banquete de celebración en la legislatura la pasada semana. 


$75 mil dólares que salieron de mi wallet y la tuya. Eso fue lo que costó la celebración del aniversario #96 de la Legislatura. Los muy huele guineos, por no usar un peor atributo mucho más vulgar, se jartaron como cerdos con langosta, carnes y vinos en la Casa de las Leyes para celebrar un cuerpo y un poder obsoleto que no funciona como está constituido. 

Me da rabia pensar en lo mucho que uno se jode para levantarse y ser alguien de provecho con el sudor propio mientras este grupo de chupa guineos que calientan las sillas en las que los puso el pueblo se dan la vida de aristócratas con música de sinfónicas y comida gourmet. Enloque, el País esta en un budget de chefboyardi y radio FM, y cuidao'. 


Más aún, ?porqué los legisladores tienen que tener una dieta? Ellos tienen un sueldo y todos los empleados de este País pagan su almuerzo de su propio bolsillo y guían su propio carro y compran su propia gasolina. Y si se dijera que es una compensación por su buen trabajo pero la mayoría de los que ocupan esos escaños no merecen una silla en la casa de las leyes. Una verdadera reforma legislativa, incluiría hasta una lista de requisitos para lanzarse como candidato a la legislatura, como la tiene cualquier otro empleo, y requeriría un mínimo de bachillerato y conocimiento en ciencias políticas, al menos. Porque no es posible que profesionales con post grados y alta experiencia no ganen ni la mitad de lo que ganan estos descarados jugando a escribir leyes, reglas y enmiendas que buscan pisotear al pueblo y velar por los intereses de los amigotes, no de los ciudadanos. 


?Qué clase de legisladores tenemos que se las echan de bichotes, santeros, súpermodelos y se espatarran en fotos? ?Qué hacen estas joyas intelectuales más allá de crear proyectos de ley para buscar tesoros perdidos, ajustar los panties de las presas y redactar sacrosantos proyectos como la Ley 99?


!Prohibido olvidar Puerto Rico! Porque son esos mismos cabros mayores que llevan cuatro años dándole trasero a una silla reclinable los que regresan a la papeleta este año y por la vagancia boricua de no leer somos capaces de rajar la papeleta debajo de alguna insignia y volverlos a poner en la puta silla con aire acondicionado que chupa la luz que nosotros pagamos con nuestras contribuciones. 


Señores, no me vengan a meter las cookies y decirme que no hay dinero para arreglar el País porque hubo $75 mil dólares para comer langosta, hubo millones para darle a los pretenciosos españoles para que vinieran a patear una bola, hubo dinero para un referéndum coge pendejo y ha habido dinero para muchas otras guevadas más. 


?Dónde están los fondos para la educación, para las artes, para una reforma de salud pública para todos,  para buenas carreteras, para nuestros viejos, para un verdadero proyecto de País?

lunes, 6 de agosto de 2012

Puerto Rico en Shock


La universidad pública está siendo atacada lenta y sigilosamente con tácticas sutiles y bien pensadas. Notorios casos como el de Lorenzo y Carmen Paredes parecen quedar en el aire si los agresores son “intocables”. Los políticos regalan donas, discriminan por Twitter, buscan tesoros perdidos, se toman fotos “esnu’s”, roban la luz y apuntan dedos para culpar a todos menos a sí mismos por los desastres del país. Mientras, el pueblo vive una guerra silente en la calle esquivando balas, encerrándose y leyendo los titulares de un País que en evidencia está siendo víctima de la Doctrina del Shock.
La Doctrina del Shock es una táctica traída de la medicina siquiátrica que es aplicable a los países y fue implementado por gobiernos y dictaduras en distintos momentos de la historia. De acuerdo con el documental La Doctrina del Shock de Naomi Klein, “El shock borra el pasado, hace olvidar, somete hacia el miedo, designa la indefensión y la resignación ante el sufrimiento”.
Entre otras cosas, esta doctrina busca reducir el gasto público (como cesantear más de 10mil empleados del gobierno) y eliminar las restricciones del mercado (como salvaguardar a ciertas empresas de los pagos de impuestos). Haciendo esto, entiende que “la economía se corregirá a sí misma”. Así, como por arte de magia con una palmadita y algunas palabras mágicas.
Lo hizo Augusto Pinochet en Chile, lo hizo Margaret Thatcher en Inglaterra, lo hizo Boris Yelstin en Rusia y siento últimamente que lo están haciendo en mi Isla también pues estamos viviendo cambios que nos empujan un poquito más cada día hacia un shock que nos deja inertes ante las desgracias de nuestra tierra.
Uno de los efectos principales de esta doctrina, el miedo, se relaciona con la adaptación del ser humano. El miedo nos hace cobrar conciencia de lo difícil que pueda ser una situación. Y el resultado de esa conclusión es un escape o un enfrentamiento como reacción. Sin duda, el miedo es una de las grandes herramientas de manipulación política que, en efecto, nos hace querer escapar o enfrentarlo, a medias.
¿No es acaso el miedo lo que ha cambiado las medidas de seguridad en los aeropuertos tras el 9/11 y nos “paniquea” ver a alguien en una burka o facciones árabes en un avión? Y si ocurriera un ataque terrorista en un centro comercial o en un tren, ¿no tendríamos acaso miedo de regresar a nuestros haberes habituales en estos lugares?
Nos pasa aquí en varias maneras. Por ejemplo: ¿Quién confía en la policía al 100% después de casos como el de Cáseres y el de la doñita de Guaynabo los otros días? ¿Qué es el voto de castigo sino un voto por miedo al que el incumbente siga jodiendo la Isla más?
Es el miedo el que lleva a comerciantes puertorriqueños a ir a su trabajo con un chaleco anti-balas, y a civiles considerar comprase armas para protección. Es el miedo lo que nos lleva también a tomar precauciones, y a llevar hasta pepper spray en las carteras.
Sin duda, Puerto Rico vive la era del miedo, aunque muchos opten por ignorarlo. Los adolescentes, por ejemplo, viven ajenos a una realidad en la que se encuentran inmersos sin saberlo. Sobre todo la clase acomodada, los “guaynabichos” que piensan estar aislados del crimen que le sucede a los “pobres” y “drogadictos”.
Los más ignorantes del miedo son estos jóvenes influenciados en demasía por programas televisivos importados y estilos de vida irreales, con nuevos lenguajes como el OMG y LOL.  Pues: “OMG, como que no se dan cuenta, o sea,  que las balas como que, alcanzan a como que, a bailarines, doctores,  o sea, comerciantes, policías y a sus iguales como Stefano.  ¡GASP!”  Son una generación que parecen resistirse al shock, al miedo, y continúan probando, experimentando, y retando lo efímero de la vida.
Otros que parecen no padecer de miedo son los mismos jóvenes del otro lado de la cadena social. Los que no le temen a entrar en negocios dudosos de droga por ganarse unos cuantos billetes, los que no creen que seguir la universidad les es útil, los que le han perdido el respeto a la vida, y los que le sacan el dedo a las cámaras sin miedo y terminan en un Billboard a la vista de un pueblo indignado.
Pero no se les puede culpar, porque son una generación que está creciendo en un país que no les reta ni les exige. No importa que no terminen la universidad, siempre habrá un McDonalds que “solicite empleados”. No importa que roben, si “el gobierno lo hace también”. Y sino, siempre habrá cupones y tarjetas de Familia. No se les puede pedir que tengan miedo, si no saben ni conocen a qué le deben temer, hasta que les encuentre una bala en la esquina de alguna acera, se les pegue algún STD, se encuentren sin futuro ni trabajo o se vayan con los Panchos en un OD. Ahí entonces serán para sus allegados “los nenes buenos que no tenían problemas con nadie y eran bien tranquilos”, como recitan siempre tras la muerte de alguno de estos indomables jóvenes en vida.
Mientras, quienes que padecemos del shock porque lo entendemos y lo vivimos lo que queremos es huir, y nos duelen los huesos en una desesperanza colectiva por lo “jodío que estamos” y lo “mala que están las cosas”.Hay quienes se resignan, producto del shock, a que éste es el Puerto Rico que nos tocó vivir y no se puede hacer más. Y claro, están los que se les “olvidan” los cantazos del shock cuando les regalan una nevera o les ponen WIFI gratis  antes de unas elecciones.
Lo que estamos viviendo no se debe tomar liviano. Los países que vivieron la Doctrina del Shock en todas sus facetas experimentaron la tortura, las desapariciones, y los asesinatos en masa. ¿No tuvimos un mini taste a lo bocadillo de party de marquesina con la huelga de la universidad? ¿Acaso el incidente del Capitolio donde rodaron personas por las escalinatas, lagrimearon ojos y sangraron heridas no es como un preview de lo que podría pasar?
Quisiera pensar que es producto del mismo estado de shock en el que nos encontramos, pero no podemos vivir pensando que “eso no nos va a pasar a nosotros”. ¿Qué lo impide? Porque realmente no hemos demostrado ser mucho más diferente a estas otras dictaduras que ya marcaron la Doctrina del Shock en su check list de historia.
¡Ojo al pillo boricua! A sacudirse del shock y a enfrentar el miedo porque sino, no habrá recoveco en estos 100x35 que se salve de lo que aparenta estar en nuestro panorama si seguimos como vamos.

lunes, 23 de julio de 2012

¿Qué eres Puerto Rico?

Confieso que en estos días me he encontrado sin muchas ganas de escribir. Tras dos semanas en Cuba, donde las armas solo las porta la milicia, y donde caminar por la calle y los parques en la madrugada no es riesgoso, me he encontrado con un "reality check" de mi Isla amada. 

No es que antes de mi viaje no supiera lo jodido que estamos como País. Por ejemplo, un estudio señaló que el 94% de los homicidios en Puerto Rico son con armas de fuego, como si se consiguieran más fácil que los cupones. Más aún, las tendencias indican a que nuestra Isla siempre ha sufrido de altos índices de violencia así que no me sorprende regresar a un Puerto Rico igual o un chin peor del que dejé antes. Pero es mi tercera visita a la Isla hermana y se me hace difícil creer cómo un ala de un mismo pájaro pueda ser tan distinta pero tan igual. Cuba tiene sus fallas, muchas de hecho, pero en cada viaje rememoro lo segura que me siento en las calles, mientras en mi tierra evito transitarlas por no morir en algún tiroteo, carjacking o robo ajeno. 

Las historias en los medios no me alientan tampoco. Podrá ser verdad que el bombardeo mediático nos hace pensar que la cosa esta color hormiga brava, más de lo que realmente pudiera ser. Pero sea producto de la exageración noticiosa o no, la verdad es que estamos viviendo en un "Puerto Rico duro, Puerto Rico amargo, Puerto Rico tomado", por parafrasear un poco el monólogo de apertura de la pieza teatral La Pasión según Antígona Pérez del puertorriqueño Luis Rafael Sánchez. 

Y es que no estamos viviendo en tiempos muy distintos al de Creón y su "noble república de Molina", una oligárquica y elitista donde parte del pueblo sufre y aguanta mientras el resto calla porque no les conviene o no saben que deben reclamar "basta ya". 

Tal vez ésta no sea una entrada como las acostumbradas, que buscan humor en los haberes de nuestra tierra hermosa y contradictoria. Pero el desasosiego me sorbe el sarcasmo de los labios y verdaderamente me preocupo por lo que nos espera en Borinquen bella. 

Así que he decido "tomar" un poema de mi ídolo poetiza nicaraguense: Gioconda Belli. 

Parafraseando a Gioconda Belli 
que nos dejó su ¿Qué sos Nicaragua?

 ¿Qué eres Puerto Rico?

¿Qué eres sino una islita 
perdida entre las olas del Caribe y el Atlántico?

¿Qué eres sino un pájaro
atrapado por el águila que te cortó el vuelo?

¿Qué eres sino un ruido de ríos
llevándose las piedras pulidas y brillantes, 
dejando las rocas sin bruñir al mando?

¿Qué eres sino pechos de mujer hechos de tierra,
dolientes por su hijos que ya no buscan libertad?

¿Qué eres sino cantar de hojas en árboles gigantes
que no llega a los oídos sordos de los arbustos en tierra?

¿Qué eres sino dolor y polvo y gritos en la tarde,
-"gritos de mujeres, gritos de muerte"-?

¿Qué eres sino un puñal sin causa
y bala en boca de un inocente?

¿Qué eres, Puerto Rico
para dolerme tanto?


Mis excusas por una entrada tan sombría pero, sobre todo en año electoral, es tiempo de detenernos en medio de nuestra prisa y reflexionar...

lunes, 16 de julio de 2012

El Niagara a pié

Antes de hacer algunas entradas relacionadas con mi reciente visita a la República de Cuba. Me es necesario adelantar esta entrada de mi bienvenida a Macondo's Island a lo Juan Luis Guerra con su Niagara en bicicleta, pero peor: casi a pié. 

Resulta que llegué el viernes del viaje bien jodía con cuarenta cosas producto del estrés del Festival, el clima caribeño y 32 horas en guagua, sin contar las del avión. El sábado me levanté muy mal y decidí ir a una clínica aquí en Puerto Rico. Luego de visitar dos clínicas en Cuba y recibir una terapia respiratoria a lo "antique" pensé que ya nada me sorprendería... ja! Que ingenua.

Aguantando un dolor encojonao' de vejiga me dispuse ese sábado a montarme en un carro bebiéndome las lágrimas. Primero, mi santo padre me llevó a una supuesta clínica que ha de tener servicios 24 horas. Después que hago el esfuerzo inhumano de bajarme del vehículo de motor, resulta que la clínica estaba cerrada. Osea, estaba físicamente con las puertas abiertas, pero no había nadie. Me pregunté si estarían los médicos comprando las cosas de los nenes sin el IVU.

Regresé al carro aspirando dos o tres lágrimas más y sin remedio le dije a mi papá que me llevara a la Sala de Emergencias del Hospital Auxilio Mutuo, que era la más cercana pues ya yo no aguantaba más. A palabras de mi también santo abuelo, esa sala de emergencias era de "las mejorcitas". Pero, diría Juan Luis Guerra: "me llevaron a un hospital de gente, supuestamente".

Mi papá dejó el carro con las luces de emergencia encendidas mientras me llevaba echa cantos casi sin poder caminar a la sala. Me agarré al counter a lo zombie y el tipo de registro me dice "Dama tiene que esperar en la sala, ahora estoy con este paciente." A lo "Thriller" me moví a una pared para recostarme pues no me podía sentar del dolor. El tipo de registro, nervioso porque yo lloraba, decidió pasarme antes de otra señora que se veía intacta.

Me hizo las preguntas clásicas y cuando espepité para contarle lo que sentía me calló con un "Si dama, estamos aquí para ayudarle. Puede regresar a la sala de espera en lo que la llaman del Triage (los vitales)".

Allí me hicieron las mismas preguntas all over again y aunque me seguía bebiendo las lágrimas, para mi sorpresa no me pasaron aun al médico, sino que me regresaron a la sala de espera pues me llamarían primero de otra ventanilla para abrir un récord. Tenía a Juan Luis Guerra full en la cabeza... "no me digan que los médicos se fueron ohohoh, no me digan que no tienen anestesia ohohoh"

Me recosté contra otra pared, la más cercana. El dolor era cada vez más fuerte, como una sierra en mi espalda baja y un conjunto de congas en la vejiga. "Dama, no puede estar en esa área, tiene que regresar a la sala de espera. ?Quiere una silla?", gruñó el tipo del registro.

"No gracias, es que no me puedo sentar del dolor", dije y comencé mis pasos de "thriller" otra vez hasta la otra pared. Me retorcía y encogía del dolor, esperaba, sudaba, lloraba. De pronto se encendió un altavoz y una voz robótica comenzó a rezar el Padre Nuestro y el Ave María a lo tumbacoco de campaña política.

"Ruega por nosotros Santa Madre de Dios", decía. Y yo me repetía "ruega que me atiendan madre de Dios o me verás pronto por tus lares". Y se me mezclaban cantos de Juan Luis: "Alguien se apiada de mi, grité perdiendo el sentido". Tenía un meollo mental que yo no sabía ni mi nombre, lo que sí sabía es que me dolía el alma por la que rogaba la tipa del speaker. 

En mi lucha mental con rezos, canciones y gritos internos se acercó una guardia de seguridad para que mi papá sacara el carro de donde lo había dejado con las luces de emergencia.

"Pero es que no la puedo dejar sola", decía papi. "Lo siento caballero pero están llegando ambulancias y tiene que sacar el carro", contestó la miss. Y yo, aún silenciada por el dolor pensaba, "total, si los que vienen en ambulancia todavía tienen que pasar por registro, triage, récord, rezar y entonces esperar que un médico los llame".

Mientras mi papá iba a mover el carro yo me agarré a aquella pared como un ciego se agarra a su bastón. Hasta ese momento había tenido puesta las gafas, pero era evidente el charquero de lágrimas en mi cara. Una señora de camisa verde se me acercó. "?Quieres sentarte?", me dijo. "No gracias, es que no puedo porque me duele mucho. Creo que estoy bajando una piedra o tengo una infección en el riñón", logré balbucear. "Ay Dios mío pero cómo es que no te han pasado", dijo mientras se dispuso a pelear con el tipo del registro para que me dieran prioridad. "No hay nada que yo pueda hacer, tiene que esperar", decía él. Ella, impulsada por algún instinto maternal, se metió a la enfermería y abogó nuevamente por mí. "Ya te viene a buscar", me dijo. Fue un equivalente del "Tranquilo Bobby, tranquilo" de la canción de Guerra. Me dio esperanzas, pero realmente, nada pasó.

A los pocos minutos se me acercó una embarazada. "?Quieres sentarte?", me preguntó. Al parecer los dolores se quitan con darle fundillo a una silla. Entonces noté que la pared que me cobijaba estaba debajo del televisor, por lo que todos allí sentados habían dejado de ver la novela para clavar sus ojos en la pobre nena de pie contra la pared que lloraba de dolor: yours truely.

Mi papá regresó y tras meter presión, la misma guardia de seguridad de orita, logró pasarme a una camilla. Al menos acostada el dolor me era más tolerable. Finalmente me llamaron para llenar el récord. Y ya, nada más pasó. Luego me contó mi papá, que la misma gente de la sala de espera y hasta la guardia no podían creer que no me atendían todavía.

Ah, y cabe mencionar que todos los pasillos de aquella sala de emergencias estaban llenos de camillas en las paredes. Todas con cuerpos arropados, adoloridos, llorosos, padecientes. Y nadie sabía quién era quién ni donde estaban. Así que los médicos y enfermeros gritaban los nombres por los pasillos hasta encontrar al que respondiera.

Yo me agarraba de aquella camilla como Rose de la puerta de madera en Titanic. !Qué dolor carajo! En mi agonía veía pasar a todos los que estaban en turno antes que yo. Uno, incluso, entró bien relax con unos audífonos escuchando música camino a ver al doctor. !!?Qué puñetera emergencia podía tener aquel muchacho?!

Dos horas después de mi llegada a aquel matadero, sonó mi nombre por el altavoz. "Yo", decía con miedo a que el médico no encontrara mi camilla. "Aquí", repetía. Mi papá salió a su búsqueda. Aquel hombre llegó. "Le pasé su caso a otra doctora que atiende los más malitos, ya pronto la llaman", dijo y se fue. That's it. 

Osea que los más jodíos tienen que esperar más. Ehhhh.... WTF?

Me tumbé rendida en la camilla. No fue hasta casi las tres horas de haber llegado que me vio una doctora, una de las que atendía los más malitos. Mientras le explicaba mis síntomas, escuché a un grupo de enfermeras y doctores bromeando sobre otro paciente justo a mi lado. "Y ya, eso era todo, una burda infección de orina. Que le ardía al orinar y ya", dijo una doctora seguido de risas colectivas. Que cojones, pensé, como si mear con ardor no doliera.

Y así pasaron las horas, después que me vio la doctora de los más malitos, esperé para que un enfermero me sacara sangre pero no toda porque no tenían un tubo para una de las pruebas así que no me la hicieron. Me inyectaron morfina, pero me rehusé a dormir por miedo a que me llamaran por los pasillos y yo no lograra a alzar mi mano para recibir atención.

Entonces me trajeron a una señora de vecina. Doña Myriam no podía hablar, pero gritaba de dolor. Gritaba, gritaba y gritaba. Pero las enfermeras ni la miraban. Incluso llegó el cambio de turno y doña Myriam y yo estábamos al lado del ponchador. "Perate nena que vo'a ponchal", decían. Esos diez minutos fueron candela. Mientras escuchaba los chistes de las enfermeras, la habladera de novela, dietas y maridos; doña myriam seguía gritando.

De ahí me llevaron para hacerme un sonograma. Dejaron mi camilla en un pasillo abandonado donde esperé una hora para ser atendida y casi media hora más para que me devolvieran a mi pared donde ya no estaba doña Myriam. Y allí, 9 horas más tarde, la doctora concluyó que tenía una cistitis severa. Al menos usó esas palabras y no "una burda infección" como sus compañeros.

Enseguida vino un enfermero a darme de alta, sin darse cuenta que aún no me habían puesto un antibiótico. En lo que esperaba, una señora que había llegado más o menos a la misma hora que yo, salía acompañada de su hija. "Nos están dando de alta en grupo", pensé mientras veía el antibiótico bajar por aquellos tubos hasta mis venas.

Pronto supe que a la señora no la habían dado de alta, su hija, encabroná por la espera y la mala atención se la llevó sin encomendarse ni a la Madre de Dios, y hasta se quitó ella misma el suero. "No la culpo", dijo mi papá.

Me trajeron una nueva vecina. Estaba embarazada y estaba sangrando. Llevaba 45 minutos esperando y aún no le llenaban el récord. Y ya se sabe que sin el récord no te llama el médico, para que después le pase el expediente a la otra doctora de los malitos para que entonces la llamen para evaluarla. "Dile que es una emergencia, que estoy sangrando, que si lo que quieren es que también pierda mi muchachito", le decía mi vecina a su esposo. "Pobre, será que ella no sabe que en aquel hospital no existe la noción de emergencia", pensé.

Nueve horas y media más tarde, salí con mi receta en mano para pagar y poderme ir finalmente de allí. A mi salida vi la pared que me dio posada mientras esperaba en la mañana. Ya era de noche y me pasó por el frente un grupo de guardias de seguridad empujando a la señora de la maroma escapatoria en una silla de ruedas. Al parecer la lograron conseguir antes que saliera del estacionamiento y la trajeron de vuelta en contra de su voluntad. "Ay vijne", pensé.

Había perdido todo un sábado. Un día entero. Y me reí para mí misma.  En este mundo de prisa en el qué vivimos, donde todo tiene que ser "fast", las salas de emergencias (donde los "estetoscopios están de fiesta", el alcohol se lo beben y el suero se usa para endulzar el café, como dice Juan Luis) son lo más "slow" que pueda existir.... las doña Myriam de la vida gritan sin ser escuchadas, las embarazadas sangran sin atención inmediata, las pruebas no se hacen porque no hay los tubos, la altas se dan sin poner antes las medicinas, esas cositas, tu sabes, casi na'.

 Ahhh, Welcome back to my dear Macondo, donde es muy duro pasar El Niagra en Bicicleta y a pié. 

jueves, 28 de junio de 2012

El gobielno está pa’ selvirles


Esta nota mareará entre ironía, seriedad y humor para no llorar. Pero es así pues que se ha de contar, tal como suele pasar,  sin mentir ni exagerar.

Para al que de ironías vive, el pasado Mayo inicié una corporación sin fines de lucro dedicada a la producción de eventos educativos y artísticos. El tener mi compañía siempre fue un sueño y por cosas del destino no fue hasta que las circunstancias se dieron de la manera más loca posible para que así fuera.

Lo cuento como ironía pues por casi dos años dediqué mi pezcuezo a cubrir para la sección Puerto Rico se Reinventa del periódico El Nuevo Día  precisamente reseñando como levantarse, reinventarse, abrir nuevos negocios, historias de superación y consejos para pequeños empresarios, entre otras cosas. Ahora vivo en carne y hueso lo que por tanto tiempo escuché y conté con mis manos golpeando tecla tras tecla entre las pequeñas paredes de un cubículo gris.

Y el martes pasado, a un mes y medio de haber comenzado esta faena como empresaria, estuve a punto de rajarme.

Verán, este mes ha sido de gestiones, quemadas de pestañas, noches sin dormir, horas largas en agencias de gobiernos, burocracias, sellos, papelitos, papelitos y más papelitos. Pero un papelito pendejo siempre tendrá su historia en Macondo Land.

Permiso, ¿puedo?

Me hicieron pagar $100 para darme un “permiso” que dice que puedo usar mi computadora y mi escritorio para mi corporación. Ay gracias, que amable ARPE, tu siempre tan considerado. Gracias por permitirme hacer lo que siempre he hecho pero con 100 pesos menos en el bolsillo.  Este proceso, que ya está pago, se ha alargado por 3 semanas y medias, y tras llamadas, inspecciones y espera, aún no tengo el permiso. Esto por diversas folklóricas razones, entre ellas que esta oficina solo cuenta con dos inspectores para todos los negocios de San Juan.
Mis temores son las historias de amigos a quienes sus permisos de uso han tardado hasta 8 meses. Kill me now.

Y la pendejá es que sin un papel no se puede sacar otro que necesitas para sacar otro que entonces es necesario para hacer la gestión que realmente te hace falta. Fuck.

CRIMeate este

Llevo tres días de ironías también en el CRIM, culminando con una joyita esta mañana. Cuando llegué a las nueve de la madrugada y me encuentro con que “hoy no sé están haciendo nada más que certificados y se tiene que pagar en cash porque los empleados se van a huelga a las 10”. Casi colapso pues era el tercer día que intentaba sacar los papeles que necesitaba de ese sacro santo espacio. A prisa corrí a la persona de información, quien con cara de “jódete” me dijo que pasara a la oficina a ver si me atendían. Eran ya las 9:15 AM. Con voz dulce me acerqué a la única empleada que encontré.

Yo- “Permiso, era para ver…”
 Ella- “Dime rápido que ahora tenemos una reunión y estoy rush”
Yo – “Si, es que yo vine ayer porque necesito una certificación de…”
Ella – Lo que pasa es que tenemos una situación y no se está atendiendo gente después de las 10.”
Yo – “Son las nue…”
Ella – “Siéntate ahí a ver si alguno de los muchachos te atiende”


Me senté mientras la mujer rubia desapareció tras unos cubículos. En aquella sala, la misma que el día antes estaría llena de personas, sólo habíamos un señor y yo. No habían empleados, todo estaba vacío a lo película de zombies, y a lo lejos se escuchaba el murmullo de la reunión.

En menos de 2 minutos la rubia reapareció ignorando nuestra presencia y se puso a sacar algunas cosas en la impresora. “Estoy loca por salir de esto, yo no voy a atender a nadie que no sea importante”, murmuraba aún inatenta a los dos seres humanos allí sentados.

Según la rubia se regodeaba por la sala de espera me pregunté cuán cómodos serían aquellos tacones que llevaba puestos para su huelga a las 10.

Pasadas las 9:30 un doncito se apiadó de mi y aunque estuvo a punto de mandarme para mi casa sin mis papeles, al final accedió. Incluso descubrió que yo, sin tener propiedades, soy deudora del CRIM por $8.36. Y es que si usted presta servicios profesionales y deduce materiales en su planilla, esos materiales, entiéndase papeles, lápices, bolígrafos y demás: son tributables al CRIM. Así como lo oye. Ahora todos los años tengo que llenar la planilla del CRIM para pagar tributos por cuanta mierda uso para escribir, archivar y “printear”.

A las 10 menos cuarto salía por la puerta de aquella sala de espantos con mis papeles en mano, nuevo conocimiento sobre la propiedad mueble y exenta de los $8.36 pues el doncito entendió que como era tan poco no me lo cobraría.

Antes de irme fui a comprar los sellos para validar mis papeles. Las personas afuera le rogaban a los empleados que los atendieran, pero ya eran las 9:55 y ellos se iban en huelga en 5 minutos. La cajera me vendió los sellos mientras se repetía a sí misma: “Por más que quisiera ayudarlos no se puede, mi conciencia no me lo permite. Hoy hay huelga.”

Por mi parte, mi consciencia y yo salimos por aquella puerta a las millas dejando rastros de humo y apretujando los preciados papeles que tanto trabajo me costaron.

No era la primera decepción de la semana anyways. El martes tuve otro experiencia religiosa en Hacienda para servirte.

Hajienda pa’ selvite, vite

Fui a preguntar el estatus de mi Registro de Comerciante, el cual solicité el 20 de Mayo. Este papelito se necesita para mil cosas y llevo un mes y una semana chekiando  mi buzón a lo psyco, hasta que me cansé y fui a averiguar.



Llegué y me senté. Faltaban 12 turnos para mi número. Enseguida mis antenas periodísticas descifraron la conversación de mis compañeros de fila que se desahogaban en grupo sobre los jefes, compañeros de trabajo y un poquito de todo. Entre ellos la más vocal era una Doña vestida de blusa amarilla que, por supuesto, combinaba con el moño, los zapatos y las uñas.

Doña: “Yo se lo dije, yo fui a su oficina y le dije, tu no eres Dioj. Mira la cámara y piensa que tu fuiste el que empezaste so pendejo”
Tipo: “Es que uno tiene que ser así porque sino te pasan po' encima”
Doña: “Chacho es que ese tipo es un cabrón que se cree que puede venir a joder conmigo.”
Muchacha: “¿Oye y que pasó con Víctor?”
Tipo: “Es que Víctor era vago y se dejaba vel peldiendo el tiempo, vite”
Muchacha: “¿Y aún así siguía?”
Tipo: “Aja, hay que tener cuidao’ con eso”
Muchacha: “Yo tú empiezo a orar. Eso yo hago, yo tenía un problema con un chamaco que yo le caía mal, no sé por qué. Empecé a orar y de la noche a la mañana al tipo se le quitó. No te creas, Jesús oye. Ay esa mierda de pito de los números me tiene mala, yo le pegaría un tiro”
Doña: “Mira papi te toca”
Tipo: “¿Dónde carajo es?”

Mientras me mantuve boquiabierta con el quehacer y el quehablar de mis vecinos, llegó mi turno. Me paré frente a una chica de cejas tatuadas que 'textiaba'. “Buenas tardes”, dije. “Quería saber el estatus de mi Registro de Comerciante que no ha llegado”, añadí, aún sin conseguir la atención de mi encargada.

“Yo llamé ayer a 7 números distintos y al final me dijeron que debía venir porque por teléfono no me iban a atender”, continué, consiguiendo atención de la vecina empleada que le dijo a la textiadora que apretara unas teclas para verificar mi caso. “Es que su dirección no existe”, respondió la chica de las cejas. “¿Perdón?”, murmuré perpleja pues a esa dirección me llega hasta la planilla. “Que como el sistema no reconoce la dirección no se hizo el certificado. Hay que volverlo a pedir y esperar 30 días más”.

Quedé en silencio, se me apretó la garganta. No podía entender porqué en un mes de yo haber estado llamando nadie me pudo haber dicho eso para enmendar el issue desde el principio. Sin ese papelito se me trancan muchas cosas.

La chica se paró y buscó a otra que a su vez buscó a otra. De repente, habían 4 empleadas frente a mi, y mi encargada continuaba textiando.

Empleada 1: “Nena te compraste un 'aifon'”
Empleada 2 (de las cejas tatuadas): “Chica sí pero no lo sé usar.”
Empleada 1: “Tienes que comprarle la tarjeta de Itunes para que lo puedas usar bien”
Empleada 2: “Si porque estoy en crisis, no puedo hacer nada”

“Podría trabajar”, pensé. Por 5 minutos presencié aquella conversación de App store, música y crisis por no poder acceder bien al Internet desde un Iphone  a las tres de la tarde en un counter de servicio al cliente en una oficina gubernamental. Miré a todos lados para ver si alguien estaba viendo aquella escena igual que yo. Nadie pareció inmutarse.

Se me comenzaron a aguar los ojos y me sentí impotente. Mi compañía estaba en manos de un puñado de mujeres en crisis por un teléfono. Llené la requisición de la copia de mi registro. “Nosotros te llamamos cuando llegue para que lo busques”, dijo una. “Yeah, right”, me dije y salí de allí.

El piso se me fue abajo, una que otra lágrima se me salió. ?Porqué carajo hacer el bien es tan fucking difícil? Y eso, que mi compañía se centra en la educación y el arte. Ahora, si fuera a comprar un arma no serían tan complicado.

Al cruzar la calle, hundida en mis pensamientos y a punto de darme por vencida, alguien me dio un flyer de promoción. “Tripletas Mi sueño ”, leía. Y más abajo añadía: “La espera valió la pena”.

Me sequé las lágrimas y tomé aquella hoja que anunciaba sanguiches grasientos como una señal divina.

Al carajo las dudas, al final la espera valdrá la pena. Enfoc@rte, Inc. será la tripleta de las corporaciones, y punto.

Pues si, ha sido una semana dura…