jueves, 10 de enero de 2019

Ser mujer en los tiempos del “trap”





Ser mujer en los tiempos del “trap”

Como mujer, latina y en mis 30… ahora me pregunto todos los días si mi vida está en peligro. Tal vez piensen “¡Ay nena, que show!”. Pero si vamos a los datos, a los hechos, a la cantidad de feminicidios, ataques racistas en los “iunited steits”, violaciones random… estar alerta y con miedito ¿será normal? Por ahora dejemos el discrimen de raza para otro escrito porque es mucho y me agobia tanto odio en el mundo. Concentrémonos en estas líneas entonces en la realidad de ser mujer en los tiempos del “trap”.

Toda la vida ha habido feminicidios, violaciones, crímenes de género, maltrato a la mujer y problemas de seguridad para nosotras. Pero ¿por qué nos indigna más ahora? Porque tenemos mayor acceso a la información. Porque con un click nos enteramos de lo que está pasando minuto a minuto en todas partes de la Isla y del mundo. Antes, estos eventos de violencia se trabajaban en las comandancias y tal vez salían en los “breves” del periódico impreso para quien los quisiera leer. No nos enterábamos si mataban a una mujer en San Germán o a dos turistas mujeres Marruecos. Ahora de 10 publicaciones en mi Facebook, 7 tienen que ver con algún tema relacionado a la violencia en contra de la mujer. O el caso de Valerie Ann, o el #metoo, o las millones de mujeres en India formando una cadena pidiendo derechos e igualdad.

En el caso de Valerie, aunque tiene acusados aún no hay razones y eso ha despertado en mi una inquietud que estaba ahí escondidita en un recoveco de mi subconsciente. Ha sido el caso que me hizo re-pensar todo este tema. Yo también soy teatrera, mujer y joven. Y cuando uno se identifica… “shit gets real”.

Evoco también la muerte hace unos años de la cantautora Ivania Zayas, atropellada, sola, caminando en la noche. Si bien es cierto que le pudo haber pasado a cualquiera, pues se trató de un “accidente”, la ola de opiniones que vino después fue verdaderamente indignante. “¿Qué hacía una mujer sola en la calle a esa hora?”, preguntaban algunos. Y yo pensaba “¿y eso qué coño importa?” De un accidente se convirtió en un tema de moral, que por ser mujer y salir de noche a divertirse o caminar y andar sola, por eso le pasó lo que le pasó. WTF!

Otra cosa que me hizo pensar en estos temas de la vulnerabilidad de nosotras fue una serie de videos sobre fotógrafos de viaje que se adentran en países hostiles, en tribus, en situaciones de guerra. Todos eran hombres. Al principio me estuvo curioso y me preguntaba porqué. Y luego pensé en los recientes casos de mujeres extranjeras asesinadas brutalmente en países de conflicto. Y es que si en este lado del mundo ya no hay respeto por la vida de las mujeres, imagínense en otros lugares donde habría que taparse hasta la nariz para no ofender la hombría y virilidad de los dueños y señores.  

Tanto nadar para morir en la orilla, porque mira que se han jodido las mujeres a través de los años para que podamos votar, pensar y opinar. Y todavía es el día que la escala no está en balance.

Esta cadena loca de pensamientos sueltos me llevó también a pensar en publicaciones en las redes sociales de mujeres comentando sobre el privilegio de ser hombre. Ellos salen de noche, a cualquier hora, a cualquier sitio y no son acosados por su ropa, por sus tetas o por su color de lápiz labial. Y mientras más leía las opiniones y comentarios me di cuenta de que es cierto. Tú, mujer, ¿te atreverías a dar una vuelta por Santurce de madrugada sola y en tu vestido corto favorito sin miedo alguno?

Y no solo estamos en peligro por extraños, ¿qué me dicen de los 24 casos de mujeres muertas a mano de sus exparejas el año pasado? Hombres conocidos, que compartieron intimidad, casa, cama, hijos. Y aún así halaron el gatillo y enterraron el cuchillo. 

Entonces me pongo a pensar ¿en que fockin mundo estamos viviendo? Bueno, pues estamos viviendo en un mundo donde los niños escuchan “trap” antes de aprender a multiplicar. Verdaderamente esa es una de mis conclusiones. Porque si los chamacos y hombres en general están escuchando “pal carajo te mandé y a tu amiga me clavé”, según cita una famosa canción de trap por íconos del género, pues ¿qué podemos esperar de su trato hacia las mujeres, hacia sus parejas?

Confieso que escuché esa canción que estoy citando hoy por primera vez. Y la quijada me llegó al lobby. Y no se trata de pudor es que… es que… Sí tu ídolo te dice que la mandes pal’ carajo y veinte barrabasadas violentas más… de ahí a la bofetada ¿qué queda? ¿Y después de la bofetada? ¿Las amenazas por teléfono? ¿El hostigamiento en la calle?

Y no me malinterpreten, el conejo a mi me trippea y me cae hasta bien. Pero pues… pagan justos por pecadores porque hay algunas de esas canciones traperas que se escuchan en las carcachas con equipos de música más caros que las gomas que la letra es violenta, BIEN violenta, no hay brake.

Y ahora los exponentes del trap y sus seguidores aseguran que su música no incita a la violencia. Incluso ahora tiran canciones para pedirle a la gente que le baje mil y chileen. Pero me pregunto si ya es muy tarde, si ya la cultura de la violencia indiscriminada, en especial a las mujeres, llegó a un punto sin vuelta atrás. 

Es que hasta el gobernador ignora el llamado de las mujeres a declarar un estado de emergencia y ni siquiera las atiende en su oficina como es su DEBER ante los reclamos de los ciudadanos y ciudadanas. 

Y santas no somos. Porque verdaderamente hay mujeres que hacen cada cabronada. Pero eso no justifica una muerte o un golpe. Es que esto no debería ser ni un issue de género, esto debería ser un stop, basta, no más. Ni se manden pal’ carajo ni se claven a las amigas. ¡¡¡¡¡Paz puñeta, paz!!!!! ¡Háblense puñeta, resuelvan las cosas hablando! Y hablen malo, enójense, ¡es normal! Tirarse un "carajo" es hasta saludable. Pero de ahí a llegar a algo físico, a atentar contra la vida y cuerpo de otra persona… NO.

Nos quiero vivas, bailando (o perreando) sola o acompañada, felices, con derechos y LIBRES.