sábado, 23 de junio de 2012

Conciencia Extra-Terrestre


Para celebrar el hecho de que se busca declarar el 24 de Junio como el día oficial del  platillo volador, hablemos pues de la vida en el universo.


En realidad el caso es que un ufólogo (estudioso de los UFOs) decidió que por no sé que razón extraña había que celebrar el día en que se avistó un primer platillo volador ever. Ok, whatever.

De todas formas, por pura coincidencia y antes de leer ayer la noticia del ovnicientífico con la brillante idea de buscar otra excusa para celebrar, acabo de terminar un libro con un tema relacionado así que será interesante dedicarle este post.

Para muchos, la vida extra-terrestre les evoca una imagen de seres alargados, con cabezas grandes ovaladas y verdes, con ojos de mosca y pistolas de láser. Otros piensan en Chubaca y Yoda. Otros quizás en suits de licra y orejitas puntiagudas a lo Star Trek o en monstruos a lo Men in Black. Habrá quien se me vayan más allá a lo black and white con el Twilight Zone, y War of The Wolrds, el de Orson Wells, no el de Tom Cruise.


Cualquiera que sea la imagen que se les meta entre los cuajos, la realidad es que todos hemos sido expuestos a pensar que no estamos solos en el universo. Thanks Hollywood!

Algunos lo toman con pinzas, otros lo consideran cosas del diablo. Y el otro extremo se prepara para que los vengan a buscar en naves cuando el mundo se acabe. Como todos los temas, cada loco con el suyo y como quiera que se coma su soruyo.

A mi me da un poco lo mismo. Lo que si me parece egoísta es pensar que somos el único planeta civilizado en las galaxias, talk about mirarse el ombligo: Worldwide Edition.

Al menos un par de plantas locas o bacterias mutadas ha de haber en algún sitio. ¡Hello! Que aburrido sería si no fuese así. Pero relax, que tampoco me van a ver con una T-shirt the “I love Ovnis”. ¡Jamásmente lo pensaron!

El caso es que recién terminé de re-leer “Ami: el niño de las estrellas”, el libro más conocido del escritor chileno Enrrique Barrios. Yo leí este libro cuando pequeña pues mi mamá es como que fan de Ami y tanto me lo metió por ojo, nariz y boca que lo leí. Por un piquiña extraña, en estos días quise re leerlo. Después de todo mi primer tatuaje, un corazón alado, está basado en las enseñanzas de este libro. Y es que este símbolo significa “el amor elevado, libre y despegado”. Y con calma que no me faltan tres tornillos, aunque tenga la herencia no la cultivo.

Más allá de los platillos voladores que se puedan celebrar hoy, o lo que diga el ufólogo ese o whatever, este libro, que está “escrito para niños pues los adultos no entenderían de estas cosas”,  relata la historia de Pedrito, un niño de la tierra que es visitado por Ami, un niño de las estrellas.

Hasta ahí la cuestión es bastante simple, y en efecto un cuento para niños. Lo que hace el libro una bofetada a cualquier adulto son las enseñanzas que en él se relatan pues resulta que nuestro mundo es uno incivilizado al que le falta amor para evolucionar. Dice Ami que “el amor es una fuerza, una vibración, una energía. Si el nivel de amor de un mundo es bajo, hay infelicidad colectiva, odio, violencia, división, guerras y… con un nivel peligrosamente alto de capacidad destructiva.” Sounds familiar?

Y antes de que me puedan hacer una mueca de “What The Fuck is Wrong With You?”, piénsenlo.

Vivimos en un planeta lleno de intolerancia, donde se le cortan los clítoris a las mujeres para que no sientan placer, donde se roban a los niños para enseñarle a matar, donde se es capaz de morir explotado en pedazos por un dios, donde los niños son sodomizados en las iglesias, donde se vale probar armas nucleares con gente de verdad, donde la guerra es un pretexto para el dinero y no para la paz. Habitamos un globo azul y verde donde no se ven divisiones desde lo alto, sin embargo levantamos barreras y murallas pendejas por etnofobias y no sé que otra estupidez. En nuestro mundo se mueren personas cada minuto de hambre, mientras otros festejan con champán y fresas un nuevo centro comercial. En nuestro planeta vale más un dólar que un beso. Si eso no es falta de amor, ¿qué es?

Pero según Ami, no es nuestra culpa. “No son las personas las malas, sino los viejos sistemas que usan para organizarse. La gente ha evolucionado, los sistemas han quedado atrasados. Malos sistemas hacen sufrir a las personas, las van volviendo infelices, y al final las llevan a cometer errores. Pero un buen sistema de organización mundial es capaz de transformar a los malos en buenos.” Tell that to our goverments, pffft.


Mi punto es que si tiene que venir un niño de las estrellas a decirnos que estamos fucked up, so be it. Tiene toda la razón.

Sea cual sea nuestro destino, queramos celebrar hoy platillos voladores, ovnis, monstruos o lo que sea, más allá de los debates pendejos de la vida inteligente en otros planetas, pensemos primero qué tan inteligentes somos realmente nosotros.

¿Cuál es el miedo con el fin del mundo de los mayas si cada vez que empezamos una guerra estamos cucando el fin del mundo nosotros mismos?

Anyways, si logramos sobrevivir las estupideces nucleares, producto de los problemas de ego en los gobiernos, si de verdad logramos superar nuestro mundo de prisa, dinero, trabajo y ciencia en el que vivimos, tomemos al menos un consejo de nuestro amigo Ami: “Procura poner atención a todo lo que la vida te brinda… La maravilla se encuentra a cada instante… intenta salir, percibir, en lugar de pensar. El sentido profundo de la vida se encuentra más allá del pensamiento”


*Si alguien, con su niño interior en full power, desea echarle un vistazo al libro completo de Ami (and everyone should) aquí está el PDF para lectura gratuita. Para verlo oprime aquí. Enjoy!



No hay comentarios:

Publicar un comentario