viernes, 19 de agosto de 2016

¡Ay! del que me diga que me quité



Me provoca un meollo mental escuchar lo de #yonomequito. Estuve leyendo en la moderna enciclopedia de “gugol” y lo que hay es un “tirijala” de que si me quito o no me quito o me quité o me voy a quitar. Hay más de una decena de blogs y reseñas noticiosas con comentarios sobre el tema. No quisiera ser una bloguera más en este ring de boxeo moral porque la verdad no quiero que me caigan los “chinches”. Pero al César lo que es del César y sí quisiera compartir mi humilde opinión. 

La campaña del #yonomequito empezó temprano este año con una idea chulita de "pompiar" a la gente a echar pa’ lante. Y eso está cool, pero en 3, 2, 1, se formó la de San Quintín. Porque por alguna razón ligaron la campaña a una crítica de los que se “quitaron” porque se fueron de la Isla. A mi también me llevó la marea del debate y la desinformación y estuve indignada por un tiempo. Pero para escribir esto me estuve informando mejor, práctica que deberíamos hacer todos, y la verdad es que esa gente del #yonomequito no mencionan ni por los centros espiritistas a la gente que se ha ido de Puerto Rico. ¡En ningún sitio mi gente! Entren a sus páginas y redes, y verán. Quizás fue un mal manejo de la campaña en sus comienzos, porque la verdad esa era la impresión que daba. Pero según le van dando forma, cada vez más se aleja de esa línea.

La página oficial explica que “#‎yonomequito es la historia de muchas personas que a través de su vida han tenido que manejar situaciones y oportunidades que los definen”. He incluyen historias de vida de gente que se está superando ante la crisis, incluyendo videos de puertorriqueños en la diáspora que se están reinventando.

El que me conoce sabe que la palabra "reinventar" la tomo con cautela. Por más de un año fui la periodista responsable por la sección Puerto Rico se Reinventa de El Nuevo Día que se publicaba todos los lunes. Aquella sección comenzó en el 2009 en respuesta a  la Ley 7 y los más de 7,000 despidos bajo la administración de Fortuño. El periódico quería reseñar las historias de quienes habían perdido su empleo y se estaban reinventando en medio de la crisis. Y para adornarlo, incluíamos “flotantes”, como le decía mi editora, con herramientas para la gente como consejos para manejar las quiebras, hacer un resume, preparase para una entrevista y por ahí sigue la lista. Por eso este debate de la “quitadera” se me hace tan familiar y me llega. Porque es como un “Déjà vu”, otra crisis más donde la gente tiene que buscárselas, reinventarse, echar pa’ lante y no “quitarse”. 

Claro, hace más de 7 años no había la ola de emigración que hay ahora. Mudarse de país no era la primera alternativa. Las opciones de la gente, en aquel momento, era abrir su negocio, buscar trabajo… eso en los mejores casos, porque hubo de todo, hasta la alta incidencia de suicidios, en su mayoría hombres mayores de 40 años que perdieron su trabajo y no podían proveer a su familia. Si “my darlings”, eso pasó, busquen las estadísticas.

Entonces, aquí estamos, más de 7 años después en el mismo roto. Otra crisis, otra necesidad de buscar formas para motivar a la gente. Pero estos temas son muy delicados y tocan algunas fibras. Por ejemplo, en el blog “El Profe”, el periodista y profesor Héctor Pérez comenta sobre este debate y dice:Lo siento, pero veo este movimiento como uno de odio para el que no tiene otros recursos y quiere irse a darle lo mejor a su familia. Hagamos una mejor campaña, “yo te daré trabajo” y veremos cuantos se unen. Así veremos cómo la gente se motiva a quedarse y trabajar por su país.”

En parte, no puedo evitar coincidir con él por varias razones. Aunque la campaña haya sido diseñada con buenas intenciones, le dio tela para cortar a los “haters”, y la gente ha usado esta frase como gancho para discriminar, juzgar y meterle el dedo en la llaga a los que se han tenido que ir “por X o Y razón.” Y es que muy bien lo dijo Gabriel García Márquez: “Los puertorriqueños cuando discuten, no dicen: No estoy de acuerdo contigo sino ¡Estas completamente equivocado!” Y eso es lo que pasa con este debate del me quito o no.

Un post que me tocó, fue de un amigo que fue aceptado en una Universidad de Estados Unidos para estudiar “bussiness”. Y comentó que le habían acusado por “inbox” de haber abandonado su país en el momento más crítico. Y yo me pregunto, ¿es abandono si me voy afuera para prepárame mejor? ¿No me hace eso un mejor recurso dentro o fuera del País? ¿No me sirve eso para ayudar a mi País desde donde esté?

Mis dos mejores amigas se fueron hace varios años y por distintas razones. Una anda por Miami y la otra por Washington. A ambas les va muy bien. Son “jevas” preparadas, inteligentes, talentosas y representativas de la mujer puertorriqueña luchadora. La de Miami sale a cada rato en la prensa internacional y ¿cómo la presentan? Como la “actriz PUERTORRIQUEÑA”. Y la de Washington, ¿qué hace en su tiempo libre? Asociarse a organizaciones sin fines de lucro creadas por PUERTORRIQUEÑOS de la diáspora que se proponen crear proyectos para ayudar a Puerto Rico en áreas como la educación. Sí, “my people”, sí. No todos los puertorriqueños que se van le dan “delete” al País. Pero vamos, hay de todo y yo lo sé. No me quiero ir de un lado ni del otro.

“By the way”, si lo queremos traer a los “trending topics”, dígame, ¿dónde vive Mónica Puig? En Florida amigos, en la DIÁSPORA. Sin embargo representa a su patria más que muchos de los que supuestamente “no se quitan” y están aquí en la Isla mirando el techo y criticando el sal pa’ fuera que tenemos. Y se ganó el oro mi pana, ¿pa’ quién? Pa’ Puerto Rico. 

¿Seguimos un poquito más pa’ lla? Ricky Martin y Calle 13, ¿dónde viven? En San Sebastián del Pepino no es cariño. Viven fuera de la Isla, son de la DIÁSPORA. Y ¿saben qué? Son boricuas de pura cepa, de los que seguramente tienen que poner una musiquita con soniditos de coquí para poder dormir bien. Y los conocen hasta en la luna como puertorriqueños, sí, PUERTORRIQUEÑOS.

Y ‘perate, que no es que todo es verde al otro lado, no mijo, si yo sé que la vida en los “Ejtado Junidos” no está fácil, I know it. Y en otras partes del mundo también, porque el Norte no es la única alternativa a donde irse. La vida es cara, hay psicópatas, asesinos en serie, explotan bombas y les gusta la guerra. Eso está claro. Pero mano, el que se va, por algo es, no lo podemos juzgar. Si aquí ganan $1,000 al mes y en otro lugar $2,000 o más… pues, se van, ¿qué quieren? Muchos tienen bocas que alimentar. Otros se van para crecer profesionalmente, porque persiguen un sueño, porque van a probar suerte o porque simplemente están cansados de este revulú. Hasta yo estoy “jaltita de odio” de este estatus quo, de saber que se gastaron 25 millones de dólares en las elecciones por gusto, porque de todas formas viene una PROMESA, y no es de Reyes.

No podemos asumir frases como “pues, el que se quiera ir que se vaya, los que nos quedamos sí vamos a echar pa’ lante el País”. No, no, no compañeros, no. Eso no es así. Todos los puertorriqueños, TODOS, desde donde quiera que estén están haciendo patria a su manera, así sea de conserje en una escuela en Ohio. Y si no les va bien, pues,  regresan. Yo tengo panas que les ha pasado eso, se fueron, lo intentaron, no funcionó y aquí están de nuevo. ¿Como perdedores? No mi hermano, como luchadores resilientes, porque “donde se resbala un boricua, se escocota un mono”.

Yo no me quito, nunca me voy a quitar porque Puerto Rico es mi primer amor. Pero si llegase el día en que me tuviese que ir, por la razón que sea, nunca dejaré de tener mi mancha de plátano y ¡ay! del que me diga que me quité.






1 comentario:

  1. No importa en que parte del planeta estes siempre aportaras tu granito como Puertorriqueña de Pura Cepa!!!!! Eres mas fajona que 15 personas juntas. Por alguna extraña razón a muchos les gusta hablar del que lucha sin dejarse caer.

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